Buenos días, aquí os dejo la lectura que vamos a trabajar para el día 23 de Febrero del 2024, se trata del cuento, " El hombre que se creía sabio"; por favor, como siembre hacemos, se trata de hacer una lectura del mismo, comprendiendo los que nos quiere transmitir, una vez finalizada dicha lectura, seleccionaremos el trozo de texto que más nos guste y justificaremos nuestra elección. Sin más asunto que tratar, recibir un cordial saludo. Un abrazo de vuestro maestro.
Cuento El hombre que se creía
sabio: adaptación de la fábula de Tomás de Iriarte.
Vivía en Madrid un hombre al que todos consideraban un zoquete, pero que
era inmensamente rico.
Su casa era un palacete rodeado de jardines en el centro de la capital.
Cualquiera que llegaba a esa mansión, con sólo echarle un vistazo a la fachada,
imaginaba que alguien muy importante y distinguido vivía allí.
Una vez dentro, cada salón era más grande y ostentoso que el anterior.
Enormes lámparas de cristal colgaban de los techos y exquisitos muebles
llenaban todos los espacios. Estaba claro que el dueño no había
escatimado dinero en construir una de las mejores casas del país.
Un día, un amigo le visitó. Recorrió todas las estancias y con cierta
extrañeza, le hizo un comentario que le descolocó.
– ¡Tienes una casa impresionante! Se nota que has mandado traer magníficos
objetos y las mejores antigüedades de los más recónditos lugares del mundo,
pero no he visto ni un solo libro en toda la casa… ¿Cómo es posible que no
tengas una buena colección? – dijo enarcando las cejas con gesto de sorpresa –
Los libros son los mejores maestros que existen, pues resuelven todas las
dudas, abren la mente a nuevas ideas y nos acompañan toda la vida.
– Tienes razón – respondió el hombre rico, pensativo – ¿Cómo es que no se
me ha ocurrido antes?
– Bueno… Todavía estás a tiempo. Tienes espacio de sobra para construir una
librería y llenarla de libros interesantes.
– ¡Sí, eso haré! Ahora mismo mando llamar al mejor ebanista de la ciudad
para que haga una librería de madera pulida a lo largo de toda la pared del
salón principal. Después, me ocuparé de comprar por lo menos doce mil libros
que abarquen todos los temas, desde las ciencias a la astronomía, pasando por
el arte, la cocina y los viajes ¡Que no se diga que no soy un hombre culto!
Pasaron los días y los enormes estantes estuvieron perfectamente terminados
¡Ya sólo le faltaba colocar en ellos los libros!
– Uf, qué pereza tener que ir a comprar tanto libro… – pensó el dueño de la
casa – ¿No será mejor poner libros falsos? En realidad, van a quedar igual de
bien y adornarán estupendamente el salón.
Lo pensó durante un rato y al final se decidió.
– ¡Sí, eso haré! Avisaré al pintor que suele trabajar para mí y le diré que
coja tacos de madera de diferentes tamaños, que los recubra con piel y luego
escriba uno a uno, con letras doradas, el título de los libros más
importantes de la literatura antigua y moderna ¡Parecerán tan reales que nadie
notará la diferencia!
Tres meses después, el pintor había concluido su trabajo. El dueño de
la casa pensó que la obra había quedado tal y como él quería. Uno podía
acercarse a tres centímetros y no darse cuenta de que los libros eran de
mentira.
– ¡Qué elegantes quedan en mi salón!– se enorgullecía – No falta ni un
libro importante, están todos aquí.
Tan satisfecho se sentía, que una y otra vez hacía un repaso de todos los
tomos, hasta el punto que se aprendió todos los títulos de memoria.
– ¡Fantástico! Conozco todos los libros que tengo en la librería. Ahora no
soy solamente un hombre rico, sino un hombre sabio.
Y aquí termina la historia de este hombre, rico pero memo, al que en
realidad, aprender le daba lo mismo. No fue más sabio por saberse los títulos,
sino más ignorante por despreciar todo lo que en ellos se aprende.